En el Libro de Daniel Cap 3, el rey Nabucodonosor, había puesto una estatua, para que cuando se sonara un instrumento de música, todos los que estuvieran en la plaza adoraran a dicha estatua. Y había amenazado que los que no lo hicieran iban a ser echados en un horno de fuego ardiendo.
Habían 3 jóvenes llamados Sadrac, Mesac y Abed-nego, que fueron acusados ante el rey de no adorar a la estatua cuando sonaba la bocina, entonces el rey los llamó y les advirtió que si no lo hacían realmente los iba a echar en el horno de fuego ardiendo, y les dice que no va a haber ningún dios que los pueda librar de sus manos, y les pregunta que van a hacer?.
Leamos la respuesta de estos jóvenes:
Daniel 3:16-18 Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. 17 He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. 18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.
El significado de convicción es: Seguridad que tiene una persona de la verdad o certeza de lo que piensa o siente.
Veamos en la Biblia sobre convicción:
Hebreos 11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Hay una palabra que se usa en los juzgados que tiene una relación, esta palabra es convicto.
Se suele llamar convicto a un presidiario.
Pero en términos legales convicto, se dice que del reo a quien legalmente se ha probado su delito, aunque no lo haya confesado.
Por eso tiene lógica que el jurado determina culpabilidad en el acusado, porque tiene todas las pruebas, tiene la certeza y está plenamente convencido de su culpa.
O mejor dicho el jurado tuvo la convicción de culpabilidad del acusado.
Pero muchas veces en nuestro caminar cristiano confundimos este concepto en otros dos que pueden parecernos similares, que son: